Por: Roberto Rodríguez Marchena
Muchos creen que al recaudador gubernamental sólo le interesa la salud de las finanzas públicas; al empresario privado, la propia, y la pública cuando afecta/beneficia su negocio; mientras que a los demás, la inmensa mayoría de los ciudadanos y ciudadanas, le interesan y preocupan las dos, además de la suya, porque si aquellas van mal -ya conocen la cura- vendrán más impuestos o perderán el empleo.
Las finanzas públicas y empresariales andan mal. Peor de lo que se dice. Las de las familias pobres y de clase media, mejor ni hablar. Las públicas, porque el gobierno anda escaso de dinero y las empresariales, por la caída del consumo, en nuestro país y en todo el mundo. Como ha bajado el consumo (ventas) el gobierno recibe menos dinero por impuestos (ingresos). Al disminuir sus ventas, para no cerrar, el empresario reduce costos despidiendo empleados, lo que, a su vez, provoca una mayor caída del consumo y de las ventas. Y así, al generalizarse, de mal en peor.
Y no se detendrá hasta que el gobierno decida frenar esta espiral destructiva que se origina en la caída del consumo y no en la falta de competitividad empresarial o en la corrupción gubernamental, como algunos creen. Si no lo hace, sus finanzas irán también de mal en peor. De modo que para salvar las suyas, el gobierno debe saber que tiene que salvar las finanzas empresariales y familiares. Reducir la evasión fiscal ayuda, cobrar licencias a motoristas sin permisos de conducir, corregir dispendios, acudir al FMI, también ayuda, pero la magnitud de la escasez de dinero en las arcas del gobierno es tal que todas esas medidas, muy saludables y necesarias en tiempos normales, resultan hoy insuficientes.
¿Qué salvar primero: las finanzas gubernamentales, las empresariales o la de las familias pobres y de clase media? ¿Por dónde empezar? Por donde todo comenzó: por el consumo de las familias. Sólo elevando la capacidad de consumo de las familias pobres y de clase media, las empresas y negocios y el gobierno enseguida, recuperarán la salud de sus finanzas.
Santo Domingo, 2 de septiembre de 2009
Roberto Rodriguez-Marchena
Muchos creen que al recaudador gubernamental sólo le interesa la salud de las finanzas públicas; al empresario privado, la propia, y la pública cuando afecta/beneficia su negocio; mientras que a los demás, la inmensa mayoría de los ciudadanos y ciudadanas, le interesan y preocupan las dos, además de la suya, porque si aquellas van mal -ya conocen la cura- vendrán más impuestos o perderán el empleo.
Las finanzas públicas y empresariales andan mal. Peor de lo que se dice. Las de las familias pobres y de clase media, mejor ni hablar. Las públicas, porque el gobierno anda escaso de dinero y las empresariales, por la caída del consumo, en nuestro país y en todo el mundo. Como ha bajado el consumo (ventas) el gobierno recibe menos dinero por impuestos (ingresos). Al disminuir sus ventas, para no cerrar, el empresario reduce costos despidiendo empleados, lo que, a su vez, provoca una mayor caída del consumo y de las ventas. Y así, al generalizarse, de mal en peor.
Y no se detendrá hasta que el gobierno decida frenar esta espiral destructiva que se origina en la caída del consumo y no en la falta de competitividad empresarial o en la corrupción gubernamental, como algunos creen. Si no lo hace, sus finanzas irán también de mal en peor. De modo que para salvar las suyas, el gobierno debe saber que tiene que salvar las finanzas empresariales y familiares. Reducir la evasión fiscal ayuda, cobrar licencias a motoristas sin permisos de conducir, corregir dispendios, acudir al FMI, también ayuda, pero la magnitud de la escasez de dinero en las arcas del gobierno es tal que todas esas medidas, muy saludables y necesarias en tiempos normales, resultan hoy insuficientes.
¿Qué salvar primero: las finanzas gubernamentales, las empresariales o la de las familias pobres y de clase media? ¿Por dónde empezar? Por donde todo comenzó: por el consumo de las familias. Sólo elevando la capacidad de consumo de las familias pobres y de clase media, las empresas y negocios y el gobierno enseguida, recuperarán la salud de sus finanzas.
Santo Domingo, 2 de septiembre de 2009
Roberto Rodriguez-Marchena
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