Periodista dominicano residente en Estados Unidos
Las consecuencias de las ambiciones desmedidas y el afán de lucro insaciable de los dirigentes del Partido Reformista, han hecho que esta otrora poderosa maquinaria electoral haya experimentado la peor de las caídas que se recuerde en institución política alguna y esto es lamentable por lo de la alternabilidad en la democracia.
El ambivalente accionar de la cúpula heredera del partido de Balaguer con las subsecuentes divisiones por la lucha del control, ha producido tal segmentación de los miembros de ese grupúsculo, que nadie sabe ahora quien está con quien y mucho menos quienes son los dirigentes.
Los cabezas de tendencias (si se pudiera llamar así) viven brincando y saltando de un lado para otro desconcertando a los seguidores de la impronta balaguerista, trayendo la desazón en los pocos que les queda de militancia y esto es penoso ver como han destrozado la herencia balaguerista.
El llamado a la unidad, no produce resultados, pues quienes generalmente lo hacen son aquellos que se viven beneficiando precisamente de la división. Además, de que tan pronto logran aglutinar a un poco de gente, inmediatamente los venden como víveres en el mercado por carguitos irrelevantes en el gobierno.
El arroz con mango en que han convertido ese partido, es responsabilidad absoluta de quienes quedaron al frente cuando desapareció el Doctor y no hicieron otra cosa que lucrarse con acuerdos de aposento con los dos mandatarios que sucedieron a Balaguer y que de tales complicidades, obtuvieron pingues beneficios pecuniarios.
La escisión de cuadros y dirigentes importantes de esa agrupación, la ha sangrado de tal manera, que la anemia crónica que hoy padece ni con transfusiones y plasma puede recuperarse, y es que la mezcla de sus activos humanos esta tan contaminada, que la muerte es segura e irreversible y el accionar politiquero de los tránsfugas ha servido como mortaja para la agrupación en desbandada.
El intento de los que han abandonado el barco en búsqueda de prebendas por hacerse con el control de la “organización” y así recibir mayores canonjías por parte del gobierno, está supeditado a los posibles acuerdos a que lleguen con los que tienen secuestrada la agrupación, y este negocio, es muy oneroso para quien gobierna, pues han dado muestras de insaciabilidad a la hora de tratar de implementar acuerdos con el propiciador del desastre de ese grupo.
Quien actualmente concita la atención de una gran parte de los reformistas por ser quien ostenta el mas importante de los cargos que les cedió el gobierno, y que es la cabeza de los tránsfugas en el Estado, cuenta también con división en el seno de ese sector entronizado en puestos gubernamentales. Lo que deja claro, que la pseudo unidad de qué hablan no se lograra una vez más.
La importancia de menos del 5% de los votos que recibió el reformismo esta en entre dicho y no representa nada si se toma en cuenta el cambio de chaqueta de muchos y la decepción marcada de una gran cantidad del voto cautivo del Dr. Balaguer en esa entidad política electorera, dejando ver, que no significara ni trascenderá a la hora de las votaciones en el próximo torneo electoral
El transfuguismo propiciado por los dos partidos principales del sistema, darán al traste definitivo a este grupúsculo decadente en las elecciones congresuales y municipales por venir. De hecho, el arroz con mango existente entre la “dirigencia reformista” es tan grande, que la población que sigue sus movimientos, ha perdido la pista de los que supuestamente se hacen llamar dirigentes y andan como chivos sin ley buscando a quien anexársele con fines electoralistas.
Y la estampida que se espera para cuando empiece la campaña proselitista, ahondara mas las diferencias del sancocho reformista, enterrando para siempre, las esperanzas de los balagueristas que aun quedan, para retornar al poder algún día. Culpa de los que han hecho de la herencia del Doctor, un arroz con mango de diferentes colores y sabor por solo pensar en sus apetencias personales y no en la preservación de la entidad que les dejo Balaguer. Cuantas barbaridades!
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