PANAMA, (AFP) - La caída del avión en que murió el líder militar panameño Omar Torrijos en 1981 no se debió a un accidente, sino a un atentado preparado por su lugarteniente, el general Manuel Antonio Noriega, por órdenes de Estados Unidos, asegura un libro publicado por un coronel retirado.
El general Torrijos, quien firmó en 1977 junto al presidente estadounidense Jimmy Carter los tratados que entregarían la soberanía del Canal a Panamá a fines de 1999, murió cuando el avi=C 3n DeHavilland Twin Otter que lo trasladaba cayó durante una tormenta el 31 de julio de 1981.
"Lo que hacen con Torrijos es colocarle un artefacto que es detonado a distancia", dice a la AFP el coronel Roberto Díaz Herrera, primo hermano y ex secretario de Torrijos, y autor del libro 'Estrellas clandestinas'.
Torrijos fue víctima de una "conspiración" planeada por la CIA, la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos, "y algunos pocos panameños", entre ellos Noriega, afirma Díaz, quien acaba de terminar su misión como embajador en Perú y quien pidió que se reabra la investigación sobre la muerte del general.
Según el autor, Washington consideraba que Torrijos era "un izquierdista peligroso para la seguridad en Centroamérica y el control del Canal" por tener buenas relaciones con el líder cubano Fidel Castro, lo que chocaba con los planes del entonces presidente estadounidense Ronald Reagan (1981-1989).
Torrijos "creía firmemente que los problemas sociales se debían encarar con una política de apertura hacia un tolerante diálogo ideológico, más que con la represión tradicional hacia la izquierda soñadora latinoamericana", dice el libro, de 244 páginas, presentado hace unos días en Panamá.
Torrijos, quien llegó al poder en un golpe militar en 1968, "resultaba realmente un estorbo para Washington y la CIA, y a los estorbos se los elimina, punto", agrega el texto.
El libro asegura que un enviado de la inteligencia estadounidense visitó a Torrijos para pedirle "cooperación" con Washington y así "no tendrían ni él ni sus hijos problema económico alguno", algo que el general desestimó.
"No necesito nada, díselo así a tu gente; y soy un hombre de criterios propios, no estoy en contra de tu país, pero no acepto imposiciones", contestó Torrijos, según el libro.
Díaz afirma que Washington también quería eliminar a Torrijos porque éste no aceptaría apoyar a los contras nicaragüenses, que comenzaban a luchar contra el gobierno revolucionario sandinista.
"Torrijos jamás hubiera aceptado eso" por lo que sería un elemento más para pensar en deshacerse de él, dice Díaz, quien llegó a ser el segundo jefe del Ejército panameño antes de denunciar a Noriega en 1987, lo que lo forzó a exiliarse en Venezuela.
Noriega "terminó sirviendo más a la CIA que a Omar Torrijos; tanto que hay demasiados indicios sostenibles para pensar que el mismo Noriega habría participado en el asesinato del líder" panameño, dice el libro.
Según Díaz, antes de su muerte Torrijos le confesó tenerle "miedo a Noriega", pero "¿cómo aparto de mí al hombre que me puede volar el avión y a la vez, si está contento, aunque sea c on sus pecados y vicios, me tiene a raya a los de la oposición?"
Según Díaz, Torrijos con frecuencia pedía a Noriega que volara con él porque "si tiene lista una vaina mala contra mí, la tiene él mismo que quitar".
Díaz dice que Torrijos sospechaba que Noriega colaboraba con la CIA y se preguntaba -si Estados Unidos sabía que Noriega tenía negocios con narcotraficantes- ¿por qué lo condecoraba tanto?
Luego de la muerte de Torrijos, el poder quedó en manos de Noriega, quien se enemistó con los estadounidenses, que acabaron con su régimen al invadir Panamá en 1989.
martes, 11 de agosto de 2009
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