filibusteros contemporáneos

Por: Alberto E. Borda Objio
Periodista Dominicano Residente en Estados Unidos

Florida, USA.- Sir Francis Drake fue un niño de tetas si se le compara con los depredadores que hoy existen en la Nación. Si se hacen las comparaciones en relación al daño infligido por los filibusteros de estos tiempos, con lo que sufrieron los habitantes de esta isla en esa época, verán por que decimos esto. Y es que la depredación de las riquezas naturales y los bienes públicos supera por mucho a la que fueron sometidos los originarios de Quisqueya.

Y es que estos malandrines modernos, no paran ante nada con tal de saciar sus siempre insatisfechas arcas. Saqueando todo lo que huela a beneficios fáciles y de origen público. Apandillados con los que desgobiernan y trazan las pautas del engranaje legal. Que para justificar sus desafueros, estos bandoleros de cuello blanco siempre se apoyan en los gobiernos de turno para el saqueo inmisericorde de los bienes públicos y naturales de la Nación, de forma impune y descarada.

Los Haitises es un ejemplo. Pero antes fueron las empresas del Estado las cuales fueron vendidas a precio de vaca muerta con la complicidad y el manto corruptor del mismo que hoy día rige los inciertos destinos del País. También, el saqueo incluye, a lo que se ha hecho y sigue haciéndose con la energía eléctrica que mal se le sirve a la ciudadanía y que ha vuelto millonarios a tantos delincuentes disfrazados de empresarios y politiqueros del patio que han estafado al pueblo con la especulación en el negocio eléctrico Y ahora, van a regalar también la Refinería Dominicana de Petróleo.

La claque empresarial, está ahora intensificando su despojo a la Nación, pero no los dominicanos solamente, sino también originarios de otros contornos internacionales, en clara simbiosis delincuencial con malos ciudadanos que están despojando hasta del último resquicio disponible al País, sin que a las autoridades encubridoras les importe un bledo los padecimientos que se generaran de todas estas inconductas y felonías de los filibusteros que hoy en contubernio con el gobierno nos despojan del patrimonio nacional impune e indolentemente.

Ya ni el medio ambiente se salva de la angurria de estos piratas saqueadores. Están como desesperados por acabar con el pastel, pues piensan, que lo que le queda al País no resultara suficiente para saciar el apetito voraz de los que vendrán atrás en pos de lo suyo como se dice en el pueblo. Los planes que se ven en el orden de las restricciones económicas que vienen por ahí y que nos serán impuestas por los acreedores, va a traer el descalabro de la Nación. Por eso, el huidero en quienes urgen sus apetencias de lo ajeno ahora que tienen el apoyo de un infeliz gobierno que los secunda en sus fétidos negocios.

Lo lamentable de todo esto, es que uno de los sectores llamados a controlar los desafueros, como es la Iglesia Católica, se muestre inerte por los beneficios que recibe del concubinato con los depredadores que nos azotan. Y hasta le sirve de padrino como en el caso de los empresarios santiagueros con lo de los Haitises, que todo el mundo sabe quien anda de abre puertas socavando las objeciones que se le hacen al proyecto de la cementera, y que es promotor de todo lo que involucre capital santiaguero. Ya que con el sucio trabajo que hace a favor de estos vándalos de traje y corbata, se ha enriquecido a expensas del sufrimiento de la ciudadanía.

Los que depredan el País no detendrán su andar, a menos que se les ponga un pare definitivo a quienes tienen el poder en sus manos. El maridaje del que nos desgobierna con quienes están acabando y destrozando los recursos nacionales, solo parara cuando salgamos del peor de los depredadores que nos agravia, y de no tomarse en serio las denuncias de contubernio con los politiqueros del patio, el desastre que se avecina será irreversible por el daño extraordinario que está causando a la Nación el grupo de piratas al que nos referimos, con el homologo de Francis Drake a la cabeza, Leonel Fernández y su pandilla de filibusteros contemporáneos.