jueves, 21 de mayo de 2009

Miguel Cocco

En su norte siempre estuvo claro el servicio a los demás y, sobretodo, el servicio a su país.

Como militante de izquierda, en los años setentas fue de los que pusieron la vida al tablero luchando contra el despotismo balaguerista y defendiendo de manera sincera y apasionada el credo revolucionario en que creyó.


No obstante, en los años en que me tocó verle cada martes, casi de manera religiosa, en su oficina en la editora Alfa y Omega, en donde se imprimía el periódico Vanguardia del Pueblo, nunca le oí hacer alardes de su activa militancia revolucionaria.



Como empresario del área editorial llamaba la atención su condición de animador entusiasta y decidido de proyectos como la publicación infantil quizás más perdurable que ha conocido nuestro país: la revista Tobogán, alrededor de la cual reunió a un gran equipo de historiadores y diseñadores.





Como estudioso e intelectual incansable siempre estuvo asociado a iniciativas educativas de diversa índole y, junto con otros intelectuales progresistas, fue de los promotores de lo que hoy es la universidad INTEC, por ejemplo.





Como funcionario gubernamental sentó precedentes al demostrar que la honestidad y la eficiencia y el servicio en un puesto público pueden ser compatibles.Su muerte deja un vacío que todos esperamos sea llenado por el magnífico ejemplo que deja.

1 comentario:

  1. estoy de acuerdo ese senor era un hombre noble y honrado k el senor lo tenga en su gloria

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