sábado, 23 de mayo de 2009

Encender la luz en lugar de maldecir la oscuridad


Por Edgar Valenzuela

Los arqueólogos Marcio Veloz Maggiolo y Juan Rodríguez, el síndico de Juan de Herrera, la Fundación Brugal Cree en su gente, en la persona de Carmen María Grullón, y el héroe comunitario Adolfo Morillo, merecen un reconocimiento público de los sectores sensatos del país. Y el agradecimiento justiciero de las nuevas generaciones.

En lugar de quedarse con los brazos cruzados o de maldecir a los cuatro vientos, por el abandono de la Plaza Ceremonial Taína, han tenido el coraje de impulsar una iniciativa constructiva.

Consideramos que el bohío levantado a sugerencia de los expertos citados fuera de la calzada, puede ser muy útil como medida provisional para aumentar la vigilancia y ofrecer un mayor atractivo a los turistas que regularmente visitan la Plaza Ceremonial.

Simpatizamos con la idea externada por el ingeniero Sinecio Ramírez, y destacados munícipes como Luis Ney Sánchez, secundados por organizaciones progresistas, para que la solución definitiva sea un Museo Antropológico; donde además de la cultura de los indios se difunda la historia de Olivorio Mateo, Palma Sola, La batalla de Santomé, el fusilamiento de Sánchez y otros importantes hechos que nos han marcado como pueblo.

Ese Museo debe ser multidisciplinario en un sus exposiciones y levantado fuera de la calzada en un material parecido al ladrillo que sea duradero, seguro y que no desentone con el entorno.

La verja perimetral que mandó a hacer el senador aquél debe ser derribada en su totalidad por chapusera, anacrónica e infuncional.

La lucha por este patrimonio de la humanidad trasciente las ideologías y las apetecencias coyunturales de los políticos de turno. El proyecto de rescate se remonta a 80 años atrás, mucho antes de que tomara el poder Horacio Vásquez.

La Plaza Ceremonial Taína es de todos y todos podemos aportar nuestro granito de arena para su rescate, conservación y puesta en valor como atractivo turístico-cultural.

La inversión que se requiere es cuantiosa sobre todo cuando se piensa en reubicar las familias que viven en los alrededores.

Sin embargo, esperamos que lo que se ha hecho sea un primer paso en la dirección correcta.

Estamos de acuerdo con aquellos que sostienen que la política cultural del Estado dominicano debe dejar atrás el bulto y los paños tibios. Hace tiempo que el arte dominicano necesita una cirugía de fondo.

En ese orden, entendemos que el ingeniero Félix Bautista, flamante director de la Oficina de Ingeniero de Obras del Estado, debe ser el funcionario del Gobierno más interesado en cumplir con la promesa de remodelar y ampliar la Escuela de Bellas Artes de San Juan de la Maguana. Los trabajos avanzan, pero con demasiada lentitud . Es necesario acelerar el desembolso del pago de las cubicaciones. Y concluir una obra que comenzó en 1998, bajo su propio padrinazgo.

Es hora de que las autoridades piensen en su futuro y en la historia. Si terminan la remodelación de la Escuela de Bellas Artes se casarán con la gloria, y siempre podrán exhibirla con orgullo como parte de sus aportes al pueblo aque los vio nacer. Pero si la dejan a convertida en una ruina, como está actualmente, se exponen a que el próximo 16 de mayo ese mismo pueblo emita un voto de castigo por haberlo dejado con el moño hecho.

El autor es periodista, teatrista y escritor.

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