Por. Alberto E. Borda Objio
Email: borda_usa@yahoo.com
Comunicador Dominicano Radicado en Florida
Florida, USA.- Cuando en una Nación los llamados a contar la historia, la desvirtúan y falsean usando sofismas para esconder o desnaturalizar la verdad de los hechos más importantes acaecidos, y suplantan fechas u omiten nombres exprofeso con el objetivo malsano de tergiversar situaciones de orden publico en beneficio o en contra de alguien en especifico; estamos delante de la peor de las infamias precursora de la ignorancia.
En un País que sus originarios se auto califican de ser “diáfanos como el agua y puros como el aire”, no debieran existir tantos personajes que se dedican por encargo y motu propio a cambiar insolentemente verdades que cuentan con testigos de excepción que podrían desmentirlos en cualquier escenario y hacerlos quedar tan pero tan mal, que lo mas probable es que no vuelvan a sacar la cabeza en publico.
A lo que nos referimos, es a los tantos héroes de pacotilla que hoy se hacen llamar ex comandantes de la revuelta de Abril de 1965, y que pululan por esas calles de Dios, tratando de sacar beneficios de meritos ajenos. Y echando tierra sobre la memoria de los verdaderos mártires de aquella infausta Guerra, que trajo la división y el odio entre hermanos y que produjo el desenlace en uno de los gobiernos más atroces que hayamos conocido los dominicanos.
Pero también, a los llamados mitómanos de la pluma, los que se han dedicado a lucrarse con la mentira plasmada en libros que esconden o desnaturalizan hechos que casi siempre se tuercen en beneficio de alguien y que dichos mercenarios del lápiz y el papel protegen con sus mentiras a cambio de pingues beneficios pecuniarios y situacionales.
Esta situación, común en los últimos tiempos en el País, esta trastornando la memoria histórica de la Nación, pues como vemos, la gente no sabe en quien creer y esto es peligroso, ya que la desconfianza en los llamados a informar verazmente acerca de los acontecimientos históricos, genera inseguridad y crea un mundo de distorsiones que de seguir la catástrofe de falsedades existentes en las publicaciones de las remembranzas históricas, los dominicanos perderán definitavente su identificación con los hechos mas relevantes de su nacionalidad.
Pero esto no es lo peor, si no que muchas de esas plumas reconocidas, escriben para dejar justificadas sus inconductas e irresponsabilidad perniciosa en la mayoría de las circunstancias en que se vieron envueltos en nuestra historia mas reciente, como es el caso de la llamada revuelta de Abril de 1965, y que cuando se pasa por el tamiz sus participaciones, vemos y podemos descubrir la falsedad de tantas poses que lo único que buscan es el lucro a base del engaño y la mentira disociadora en que envuelven sus exposiciones “literarias”.
Casos penosos se pueden observar, de personajes que aducen que tal o cual figura de la época a que nos referimos, no fueron los reales protagonistas de la guerra fraticida, y se encargan esos sujetos desacreditados, y manchados por el lodo de la corrupción que los envuelve, de tratar de opacar de manera soslayada a quienes fueron los reales mártires de esa revuelta, y que eran aquellos que no tenían intereses partidarios ni políticos y solo ofrendaron sus vidas por los sentimientos patrióticos que en ese entonces existían y que estos pelafustanes, delincuentes de la tinta y el papel; hoy tratan de ignorar y suplantar para beneficiarse del merito ajeno. “Un País de Mentirosos”.
‘.
Email: borda_usa@yahoo.com
Comunicador Dominicano Radicado en Florida
Florida, USA.- Cuando en una Nación los llamados a contar la historia, la desvirtúan y falsean usando sofismas para esconder o desnaturalizar la verdad de los hechos más importantes acaecidos, y suplantan fechas u omiten nombres exprofeso con el objetivo malsano de tergiversar situaciones de orden publico en beneficio o en contra de alguien en especifico; estamos delante de la peor de las infamias precursora de la ignorancia.
En un País que sus originarios se auto califican de ser “diáfanos como el agua y puros como el aire”, no debieran existir tantos personajes que se dedican por encargo y motu propio a cambiar insolentemente verdades que cuentan con testigos de excepción que podrían desmentirlos en cualquier escenario y hacerlos quedar tan pero tan mal, que lo mas probable es que no vuelvan a sacar la cabeza en publico.
A lo que nos referimos, es a los tantos héroes de pacotilla que hoy se hacen llamar ex comandantes de la revuelta de Abril de 1965, y que pululan por esas calles de Dios, tratando de sacar beneficios de meritos ajenos. Y echando tierra sobre la memoria de los verdaderos mártires de aquella infausta Guerra, que trajo la división y el odio entre hermanos y que produjo el desenlace en uno de los gobiernos más atroces que hayamos conocido los dominicanos.
Pero también, a los llamados mitómanos de la pluma, los que se han dedicado a lucrarse con la mentira plasmada en libros que esconden o desnaturalizan hechos que casi siempre se tuercen en beneficio de alguien y que dichos mercenarios del lápiz y el papel protegen con sus mentiras a cambio de pingues beneficios pecuniarios y situacionales.
Esta situación, común en los últimos tiempos en el País, esta trastornando la memoria histórica de la Nación, pues como vemos, la gente no sabe en quien creer y esto es peligroso, ya que la desconfianza en los llamados a informar verazmente acerca de los acontecimientos históricos, genera inseguridad y crea un mundo de distorsiones que de seguir la catástrofe de falsedades existentes en las publicaciones de las remembranzas históricas, los dominicanos perderán definitavente su identificación con los hechos mas relevantes de su nacionalidad.
Pero esto no es lo peor, si no que muchas de esas plumas reconocidas, escriben para dejar justificadas sus inconductas e irresponsabilidad perniciosa en la mayoría de las circunstancias en que se vieron envueltos en nuestra historia mas reciente, como es el caso de la llamada revuelta de Abril de 1965, y que cuando se pasa por el tamiz sus participaciones, vemos y podemos descubrir la falsedad de tantas poses que lo único que buscan es el lucro a base del engaño y la mentira disociadora en que envuelven sus exposiciones “literarias”.
Casos penosos se pueden observar, de personajes que aducen que tal o cual figura de la época a que nos referimos, no fueron los reales protagonistas de la guerra fraticida, y se encargan esos sujetos desacreditados, y manchados por el lodo de la corrupción que los envuelve, de tratar de opacar de manera soslayada a quienes fueron los reales mártires de esa revuelta, y que eran aquellos que no tenían intereses partidarios ni políticos y solo ofrendaron sus vidas por los sentimientos patrióticos que en ese entonces existían y que estos pelafustanes, delincuentes de la tinta y el papel; hoy tratan de ignorar y suplantar para beneficiarse del merito ajeno. “Un País de Mentirosos”.
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