miércoles, 8 de abril de 2009

No es por ser Cocolo

Por Edgar Valenzuela

El senador por la provincia de San Pedro de Macorís, Alejandro Willians, se ha convertido en la comidilla del país en los últimos días.

Electo por el pueblo donde nació el cuentista René del Risco Bermúdez, Willians se ha dedicado más a ejercer su profesión de odontólogo, en Nueva York, que a legislar.
Su nombre saltó a los primeros planos luego que un dirigente del Partido Reformista denunció que estaba siendo objeto de una investigación federal en los Estados Unidos relacionada con el manejo irregular que dio a algunos programas del Medicaid. Algo que rechazó como un gato boca arriba.
Por la fuente de la denuncia, en principio, se pensó que la acusación tenía un trasfondo político. Y la opinión pública le dio el beneficio de la duda.
Sin embargo, el flamante senador se ha metido para lo hondo porque sigue ausente de las sesiones de la Cámara Alta, no participa ni siquiera en los trabajos para la reforma de la constitución ni responde los requerimientos de la Comisión de Etica del Senado para que explique por qué contrató a tres hombres que, haciéndose pasar por investigadores del Medicaid de Estados Unidos, acosaron a tres periodistas dominicanas.
De poco sirve que Alejandro Williams atribuya a su origen cocolo las críticas en su contra.
No es por el color su piel que está en la picota pública. Es porque no cumple con su responsabilidad como legislador. Recuérdese que el músico Johnny Ventura tocó muchas fiestas en el extranjero mientras fue diputado y su asistencia fue ejemplar. Ser negro no da licencia para fallar.
¡Caramba! Este es el único país del mundo donde un improvisado en política, por el hecho de tener algunos dólares o alguna enllavadura, puede acceder a una curul en el Senado de la República. Y burlarse descaradamente de todos sus conciudadanos.
El autor es periodista y escritor.

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