viernes, 1 de abril de 2011

Alumbramiento

Por: Laura Abadi
Master Trainer Internacional en Programación Neurolingüística (P.N.L.) 
certificada por el Southern Institute of NLP

Tenemos en nuestro interior una creatividad desbordante, proyectos, sueños, deseos, que se insinúan discretamente. Nuestro sabio oculto, algunas veces, nos rescata del escondite y pretende ayudarnos a parir algo nuevo. Sin embargo, el miedo a ser, a mostrarnos, a la luz propia y a la ajena y a revelarnos con la nueva vibración nos encadena, nos controla y nos mantiene con una soga corta al ras del piso.

Por eso nos ataviamos con máscaras antiguas, de otra época, para disimular ese nacimiento que puja y puja por salir.

Y entonces, nos justificamos por haber osado querer ser, desear, mostrar, anhelar concebir y arriesgamos nuestra fuente de oportunidades poniendo en peligro a nuestro motor.

¡No lo voy a poder hacer, me van a descalificar, me voy a sentir humillada!, nos decimos. No obstante, cuando soñamos con la posibilidad de ser alguien que se atreve a exponerse, nadie nos juzga. Cuando somos genuinos todos nos demuestran su amor. ¡Qué extraño! ¿No? ¿Consideraremos, acaso, que es un pecado serlo?

Y entonces, volvemos, nuevamente, a la vigilia, a nuestras cadenas.

Tememos al abuso y al manoseo, sin embargo pareciera que eso está en nuestros pensamientos obstructores.

Miramos hacia fuera y criticamos con un dedo asesino. Nos herimos por tanto juzgar. Nos queremos operar de ese mal, pero sentimos que nuestras defensas están bajas.
Otro nacimiento, otro proyecto. ¿Ahora? Y nos descubrimos en medio de una ambigüedad que nos jala hacia dos extremos peligrosos. Si permanecemos con nuestras esposas puestas, nos sentimos cuidados y no corremos tantos riesgos y si nos decidimos concebir ¿Qué podría suceder? ¡Y si hipotecamos todo lo que tanto nos ha costado conseguir, ladrillo por ladrillo!

Entonces si nos descubren queriendo soñar les cortamos el habla.
Nos vamos lejos, pero detectamos que nuestro interior está enmascarado, que es poco veraz. Sin embargo nos hacen honores cuando nos mostrarnos así. Algunos son iguales a nosotros, otros nos muestran su desprecio, y ellos ¿serán, también, igual a nosotros?

Percibimos el engaño afuera y dentro. ¿Creemos, acaso, que nadie lo va a notar? Tal vez tengamos miedo a engañar y a ser descubiertos por ello.

Buscamos, médicos, gurúes y curanderos para que nos alivien de este mal. Nos dicen que estamos más graves de lo que estimamos.

Nos hacen tomar contacto con el padecimiento, sin embargo no le damos crédito a lo que nos dicen, pensando que nos están mintiendo, pero no lo hacen, eso está en nuestra cabeza, es el refugio que buscamos para no aceptar.

Tenemos el dedo abierto de tanto juzgar. Queremos operarnos, pero no existe, aún, ninguna intervención.

Sabemos que contamos con seres que nos aman, sin embargo, somos superficiales con ellos y los abandonamos. Estamos mas pendientes de lo que sucede afuera; de otros embarazos que se muestran con libertad y eso no nos gusta, por eso nos mostramos inflexibles frente a ellos. Sin embargo somos capaces de lastimarlos con el fin de enterarnos que hay en ellos. Entonces otra vez nos metemos en nuestras profundidades y percibimos la mugre. Pero mientras nadie lo vea, no nos importa.
Volvemos a encontrarnos con antiguos recuerdos y personajes a los que le hacen honor de manera austera. Nos volvemos a comparar considerando que somos mejores.
No nos damos la posibilidad de abrir nuestra mente a nuevos aprendizajes. Buscamos confirmación en los viejos personajes que nos dicen lo que queremos escuchar. Sentimos que nos desviamos del camino, no obstante, otro espejo nos devuelve una mirada de desprecio.

Estamos como en un cuarto de espejos que distorsionan nuestro ser. Y de tanto mirar los reflejos nos convertimos en esclavos de ellos.
Nuestro poder está en nuestro interior.

¿Vais a parir o no?

Parir es igual a dar luz.
Alumbrar es parte de nuestra misión. Sacar de nuestro interior lo que engendramos es un derecho y además es un deber con el cosmos.

Reír, llorar, amar, disfrutar, soltar, desapegarse, vibrar es estar en sintonía con el universo. Un universo proveedor de oportunidades y solo estará en ti tomarlas para deleitarte con el goce que se siente al parir.

Te propongo estallar los espejos cada vez que aparezcan en tu mente y dedicarte a ser, dando vida a todo aquello que habita en ti.

Gracias por mostrarme tu luz

Laura Abadi

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